Nacho busco durante muchos años un entorno estable, pues desconocía sus facultades interiores que le permitieron años después liberarse de la esclavitud de los hechos externos.
El reduccionismo de la vida de Nacho alcanzo su punto culminante en 1999, ya que negaba muchas de sus dimensiones interiores, y vivía de forma muy reactiva frente a su entorno exterior.
Por estas fechas escribió una carta a Anabel en la que incluía un cuadro que denomino la Teoría del modus vivendis, en el que llegaba a afirmar que lo único que buscaba era un buen entorno donde poder ser feliz.
Las características básicas de este entorno, según escribía, eran el tener unos buenos amigos, un buen hogar, un buen trabajo, amor y satisfechas las necesidades fisiológicas.
Llegaba a evaluar con notas distintos momentos de su vida, según como se satisfacieran esos entornos.
Podemos considerar esta visión del mundo de Nacho como los últimos coletazos del Meme Azul (Según la Dinámica Espiral), donde la estabilidad y el asumir un rol que encaje en la sociedad y con sus amigos eran lo más importante.
Se olvidaba de su poder personal proactivo para elegir con libertad como quería percibir y vivir su entorno. Ese poder que todo hombre tiene y que en muchos casos margina.
Tras la crisis personal de ese año, Nacho emprendió esta gran verdad, y desde entonces ha mejorado mucho en la integración de la realidad objetiva y externa de su entorno con sus facetas internas y subjetivas.
Ahora ante un entorno adverso, como un tren que llega con retraso, Nacho puede elegir si enfadarse o sentirse bien, pues permite que las dos cosas ocupen su mente, el hecho objetivo y su percepción subjetiva del hecho, y que las dos cosas establezcan un dialogo constructivo entre si.
Antes, este dialogo no se daba. Si el entorno era adverso pues el tren llegaba tarde, esto forzaba a su interior a enfadarse y sentirse aburrido.
Interesante fue el que pasara por ello, y aprendiera de ello.
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