31 de agosto de 2005

Geniales vacaciones meditativas

Ayer regrese del retiro de meditación, y vengo como una moto, feliz y muy equilibrado. Era mi cuarto curso de 10 días de meditación Vipassana, y reconozco que fui algo acojonado porque para mi el tercer curso fue algo duro.
Más este ha sido completamente diferente (todo cambia), pues he trabajado muy bien, esforzándome, con alegría, y con espíritu explorador. Y los resultados los estoy saboreando estos días ... Es una pena que internet no pueda transmitir la alegría y paz que siento en estos momentos, y que en algunos momentos del curso fue muy alta.
Empecé el curso asumiendo un código ético (sila), la base de la meditación, y después comencé a practicar la meditación anapana, mediante la observación atenta de la respiración natural en las aletas de la nariz, que me permitio en los 3 primeros días del retiro aumentar mi control sobre la mente (samadhi). Fue como domesticar a un animal, con esfuerzo constante y mucha paciencia. Mi mente se fue calmando convirtiendose en un hilo de pensamientos, la consciencia creció. Sentía gran calma y serenidad, y en algunos momentos sentia un gozo profundo y un deseo de compartirlo con los demás.
Fue como abrir la puerta del control sobre mi vida, a traves del control natural de mi mente. Durante toda mi vida he sentido como las emociones y pensamientos desbordantes (miedos, pasiones, tristeza, angustias, ...) me barrían literalmente de la vida. Mas ahora, me sentia más fuerte, y libre para cambiar proactivamente esta locura.
Luego el cuarto día empecé con la meditación vipassana, observando sistematicamente las sensaciones del cuerpo, y tratando de mantenerme equilibrado o ecuánime ante ellas, ya fueran agradables o desagradables. Esta es una meditación muy poderosa, ya que me permite a traves de las sensaciones hacer consciente lo inconsciente, es decir, observar las huellas en el cuerpo que dejan mis condicionamientos, mis habitos, mis creencias, mis tensiones, mis autolimitaciones, etc., y si permanezco equilibrado ante estas sensaciones, literalmente estoy sanando todos estos aspectos. Esta meditación genera sabiduría (pañña), pues comprendo la impermanencia de las sensaciones, y me permite mantenerme equilibrado sin reacciones desestabilizantes de apego o aversión. Mientras meditaba, seguía saliendo pues de mi sufrimiento.
Otra cosa que sentia internamente es la diferencia entre gozar desapegadamente (amor espontáneo y natural, por ejemplo), y la de sentir pasiones desequilibrantes (deseos obsesivos de ser amado, por ejemplo). Es un tema interesante, ya escribiré algún post sobre esto.
Durante un breve momento mientras meditaba, tuve una intuición difícil de poner en palabras, era algo así como que en ese instante solo existían las sensaciones ... y ya no existía un yo que las observara ... en cambio si había una consciencia impersonal testigo de ellas.
Estos días he aprendido a activar mis meditaciones, cambiando las velocidades de exploración de mis sensaciones. Esto me ha dado más control y capacidad de crear atención cuando mi mente esta un poco amodorrada, o incluso cuando a perdido el equilibrio.
El curso finaliza con la meditación metta, que comparte todos los logros de la meditación con todos los seres del Kosmos. Este curso fue muy especial para mi, después de meditar con mucha seriedad, y con mucho gozo durante estos días, fue un placer poder mandaros todas mis vibraciones de buena voluntad, con la mente muy consciente y equilibrada. Aprender a amar es uno de mis sueños, ... y ahora se que la mejor forma de amar es desde el fondo, muy conectado con las sensaciones.
Para mi, Vipassana es una autentica psicoterapia, y sus resultados los estoy sintiendo ahora, tras el curso. Tiendo a ser una persona reservada, y desde el sábado que se rompió el silencio del curso, me he sentido muy libre de relacionarme socialmente con los demás, con más empatia, sinceridad, y sin complejos.
También note varios cambios corporales durante el curso, aguante la postura de meditación extraordinariamente bien, sin grandes molestias, y sintiendo mis músculos muy relajados. Mi espalda se estiro durante las meditaciones, y cuando paseaba sentia ligereza y un cambio en mi forma de caminar, provocado por lo estilizado que tenia la espalda. Ahora, tras la vuelta a la vida cotidiana, siento de nuevo que he vuelto las tensiones habituales, aunque tal vez más relajadas. Muy interesante me resulta observar esto, algo natural en el ciclo de los hábitos.
He contado lo más importante, otro día contare algunas otras sensaciones y aprendizajes. Espero que algunos os animéis a hacer un curso de Vipassana (o alguna otra buena técnica meditativa), pues vale la pena el sano esfuerzo por ser cada día más consciente del fenómeno de la vida.

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