El sábado fui a coger el metro en Madrid para ir al curso de Coaching. Eran las 9:25 y a las 10:00 empezaba el curso. Para mi era importante llegar puntual, y además Jorge, el profesor, nos habia insistido sobre ello.
Mi sorpresa fue encontrarme la linea 6 cerrada por averías. ¿Que hacer? tenia que ir del sur de Madrid al centro, y habia mucha distancia.
El Nacho de hace unos meses hubiera corrido a coger otra linea de metro situada a 5 minutos andando, luego de un largo trasbordo (y comiéndose los nervios) hubiera llegado a una parada más distante del lugar del curso, y corriendo estresado habría llegado tarde, muy tarde, ... tal vez sobre las 10:20. La opción del taxi se la plantearía, pero por indecisión y por no gastar, no llegaría a hacerla.
El Nacho de ahora corrió hacia la otra linea de metro, y mientras se trazo un plan abierto y juguetón, con el objetivo de llegar a tiempo (si era posible) mientras aprendía de la experiencia. Era un reto interesante, y se sentía muy excitado y movido a la acción. Tras 20 minutos de metro, y sin coger el trasbordo, salio a la calle y tomo en breves instantes un taxi, y en 5 minutos (y pagando 5 euros) estaba en clase, justo a las 10:00, feliz y radiante.
¿Que hará el Nacho del futuro en un caso como este? Ya veremos, mas confió en que este chico sea cada día más señor de si mismo, libre de los bloqueos y limitaciones que en más de una ocasión lo han alejado de satisfacer sus necesidades y sus sueños.
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