Tengo cariño a esta revistilla, se que el número de lectores es pequeño, y que el esfuerzo que siempre me exige es grande, mas pienso que vale la pena. Es una revista espontánea, sencilla, natural, y ayuda a sentirnos parte de una cultura de exploradores o peregrinos de la vida.
Mucho tengo que agradecer a todos los que habéis escrito durante este periodo de año y medio, ... pequeños soñadores, ... corazones grandes. Os quiero. Gracias a los que leéis, y a los que os dejáis arrastrar por la magia de la búsqueda que sugiere la revista. Sois todos maestros de la vida, y en este mundo actual falto de horizontes, da gusto sentir que estáis ahí.
Seguiremos todos sumando proyectos, todos pequeños (me encanta que sea así), y con ellos cambiando el mundo, sutilmente, ... soñadoramente.
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