28 de junio de 2005

Diario de exploración de París (IV)

Domingo 19 de junio: Fuimos a visitar el Museo d´Orsay, uno de los museos más interesantes del mundo. Me encanto, pues tiene mucha historia del arte que contar entre sus paredes, centrándose en la época que va desde 1840 a 1914. 
Nada más entrar, el espacio y buen gusto de la antigua estación de trenes, me resuelto un genuino soplo de aire fresco para mi alma. Al ir recorriendo las distintas estancias me sentí contemplando la belleza desnuda en sus múltiples manifestaciones.
Empece descubriendo los últimos coletazos del Clasicismo y el Neoclasicismo , movimiento artístico más tradicional, de la mano de cuadros como la Decadencia de los romanos, de Thomas Couture, o el Nacimiento de Venus, de Alexandre Cabanel.
Más el siglo XIX es el siglo del modernismo, y con él surge el Realismo, caracterizado por la observación rigurosa de la realidad, de una forma más objetiva. El cuadro que más me sorprendió de esta corriente en el Orsay fue labores en el Nivernais, de Rosa Bonheur.
Otro cuadro que me encanto fue el angelus de Jean-François Millet. La obra de Gustave Courbet también me mereció su tiempo de disfrute.
Como sigue ocurriendo en la actualidad, frente al modernismo y el racionalismo, surgen movimientos que reaccionan contra él. Uno de estos movimientos en el campo estético fue el Romanticismo . Un ejemplo del Orsay es la caza del león, de Eugéne Delacroix.
Un artista clave, y que nos acerca a una nueva forma de pintar y entender el arte fue Édouard Manet. Sus cuadros fueron para mi una sorpresa. El almuerzo Campestre me encanto, la mujer tiene unos ojos que miran en todas direcciones. Otro cuadro clave de Manet, también en el Orsay es Olimpia. Me encantan estos dos cuadros, no se que tienen, mas me impresionan, me transmiten una cierta rebeldía y la ruptura con ciertos muros estéticos anteriores.
La planta superior del Orsay es una gozada. Cada sala ofrece decenas de regalos, y cierto es que sentí que me faltaba tiempo para poder disfrutar de ellos. Los impresionistas me cautivaron, principalmente Monet y Renoir. Me transmiten una nueva forma de ver la vida y descubrir en ella la belleza. Me quede un buen rato observando Ninfeas azules, de Claude Monet. Intuyo que estos últimos cuadros de Monet son una búsqueda personal de algo más allá de la belleza. Veo a Monet como un maestro Zen mirando el fluir cambiante de una corriente del agua. Siento a Monet como otro buscador del sentido humano, a través de lo estético. Mis respetos más profundo hacia ti, maestro de la vida.
Renoir me transmite la alegría de la vida, el gozo de los pequeños instantes festivos.
Quiero ir acabando, y se que nunca podré resumir tantas impresiones del museo. Me quedo a Cézanne, al famoso Van Gogh, a Gauguin, a Toulouse-Lautrec, a todos los impresionistas cientificos, y algunos movimientos posteriores.
El día dio algo más de si, más ya no tiene importancia contarlo. Mucho calor, y la sensación durante todo el día de haber estado en presencia de mucha belleza ... otra vez.

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