29 de junio de 2005

Diario de exploración de París (VI)

Me apetece ir acabando con este diario de viaje, pues tengo ahora otras cosas en la cabeza, y creo que me estoy enrollando. 
El martes 21 de junio, nos dio la locura. Fue una propuesta de Raúl, que consistía en que cada uno improvisáramos una aventura turística por París, lo escribiéramos en el diario, y tratáramos de sorprender luego al otro. Quedamos luego por la tarde en el famoso Péndulo de Foucault.
Yo me monte en el metro, y en un momento dado decidí bajarme, y pasear sin mirar el plano en 1 hora. Al rato encontré una iglesia majetona y me metí a meditar un rato. Después, mucho más entonado y con una sensación de gozo intenso, seguí paseando por el centro, disfrutando del frescor de la mañana. Me senté en un parque, y disfrute de ver a los niños jugando con la arena. Me alegraba ver como una chica negra cuidaba a un niño blanco, con mucho amor el uno por el otro. Amor infantil, interculturalidad, ... es una relación natural, mas detrás de algunos de mis condicionamientos pasados, campean choques culturales que observo y transciendo.
Escribía en mi diario: Me encanta esta ciudad. Refleja valores profundos e internos. BUSCA a través de sus ciudadanos transcenderse a sí misma con todos sus actos y expresiones artísticas. Ciudad de sueños. Nuevamente, como ya ha sido en otras épocas, París será un NODO precursor de un nuevo mundo. Ya lo esta siendo. Lo percibo en sus gentes, en su cultura, en todo ...
Paso cerca del Pompidou, que encuentro cerrado. Luego camino hasta la zona Les Halles, donde antes estuvo su famoso mercado. Tengo atracción por los mercados, y tras ver la iglesia de St. Eustache, y la Cámara de Comercio, busco el mercado en la calle.
Sigo improvisando, y observando la vida Parisina. Busco un bus que me suba hacia el Sacre Coeur y lo alto del Montmartre. Es una odisea, pillo atascos, y observo mi agobio, y se que hay algo por encima de estos sentimientos. Subo en el funicular, gracias a mi super bono semanal de metro (gran acierto el comprarlo). Las vistas son estupendas, y me gusta el entorno. Paseo por la plaza llena de pintores ... desprendido de todo, suavemente, sin prisas y sin deseos de acaparar nada.
Bajo deprisa, gozando de la gravedad. Compro agua y un plátano. Cojo el metro y bajo cerca del Parque Luxemburgo. Compro un sabroso pan integral, y me lo voy comiendo por el parque. Me siento y observo a los parisinos disfrutar. Estoy al lado del "Poste des Surveillants du jardin", y un policía trae de la mano a un niño de 5 ó 6 años, con una brecha en la cabeza. Su madre viene también preocupada con otro niño aun más pequeño. Se habrá caido de un columpio. La madre esta muy nerviosa, el poli-vigilante la tranquiliza. Dentro supongo que están curando al niño. Muy cerca, unos jóvenes tocan la guitarra y cantan. Saben lo que ha pasado, y siguen cantando para tranquilizar a la madre. Me gusta esta gente. A los pocos minutos viene una ambulancia, sin ruidos, tranquila (Nº teléfono 18). Baja un sanitario con una mochila gigantesca (lo mismo 600 kg.) Y yo me piro, sabiendo que el infant superará sin problemas esta herida de guerra, algo fundamental en todo niño que se precie.
Voy para el Pantheon. Es un soberbio "templo civil" donde están enterrados los grandes hombres de la patria francesa. Me encanto el pasear por la cripta, y sentir a Voltaire y Rousseau cerca de mi, y saber que su genio y su búsqueda sigue latiendo en el mundo. Tal vez sus ideas estén siendo superadas, tal vez encontremos disociaciones en sus planteamientos, mas sobre sus hombros hemos podido construir este presente. Gracias amigos.
Raúl me encuentra charlando con estos grandes hombres, y tras tratar de interpretar el Pendulo de Foucault, marchamos a ver la samba del parque Luxemburgo. Es el día de Brasil, ... ¡Y también es el día de la música!
Genial día, y París sigue sorprendiéndome; por todo el barrio Latino (y por todo París) hay cientos de grupos improvisados de música en la calle. ¡Una autentica gozada! A pesar del cansancia, como auténticos niños vamos de grupo en grupo saboreándolos. Me enamora esta ciudad, tan creativa y libre. Muchas sensaciones ... de un día gozoso ... fluyendo por el París de los parisinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario